SENTENCIA
Libérame de ti, de tu cadena,
desanuda mi cuerpo condenado
al suplicio de un reo encadenado
que afronta en la mañana su condena.
Inocúlame el zumo de tu pecho
por las venas ardientes a tu lado;
tu sima es mi prisión, donde esposado
a la muerte segura voy derecho.
Arrástrame a tu hondo acantilado
por las cálidas aguas del estrecho,
en la corriente el tiempo está al acecho
del náufrago destino del ahogado;
por el sendero ciego y sin retorno
a las ascuas extintas en tu horno.
